La Esclerosis Múltiple (EM) es una de las enfermedades más comunes del sistema nervioso central (cerebro, tronco encefálico y médula espinal). Se calcula que en España existen aproximadamente 50.000 personas afectadas de EM, 700.000 en Europa y más de 2.800.000 en el mundo.
La EM es una enfermedad del sistema nervioso central (SNC) que consta de dos partes principales: Cerebro y Médula Espinal. Autoinmune inflamatoria desmielinizante de causa desconocida y curso crónico causada por el daño a la mielina, un material graso que aísla los nervios, actuando como la cobertura de un cable eléctrico, que permite que un nervio transmita sus impulsos rápidamente. La pérdida de la mielina (desmielinización) produce una inflamación y posterior cicatrización impidiendo la correcta capacidad de los nervios para conducir impulsos eléctricos desde y hacia el cerebro y esto produce los diversos síntomas de la EM.
Dependiendo del grado de la lesión, la falta de comunicación entre las neuronas puede ser transitoria, sucediendo durante un tiempo para luego recuperarse, o permanente. Los lugares donde se pierde mielina (placas o lesiones) aparecen como zonas endurecidas (cicatrices), que en la EM aparecen en diferentes momentos y en diferentes áreas del cerebro y la médula espinal.
La Esclerosis Múltiple es la enfermedad neurológica más frecuente entre adultos jóvenes, que se diagnostica habitualmente entre los 15 y 40 años, aunque él inicio puede ser anterior.
Es una enfermedad crónica, que puede dar lugar a secuelas que limitan la calidad de vida, por lo que tiene un gran impacto social.
Afecta en mayor medida a las mujeres en una proporción aproximada de dos de cada tres.
Es la segunda causa de discapacidad en personas jóvenes, por detrás de los accidentes de tráfico.
Se la conoce como “la enfermedad de las mil caras” debido a que su evolución es distinta en cada persona que la padece, aunque se diferencian dos grandes tipos: por brotes o progresiva. En función de esto, existen varios tipos de EM.
En España se diagnostica un caso cada cinco horas.
En Canarias la incidencia es media-alta.
No es una enfermedad contagiosa ni mortal.
Aunque el primer caso diagnosticado data del año 1848 aún se desconocen las causas, pero se acepta la existencia de una predisposición genética, que puede ser común a varios miembros de una familia, y unos factores desencadenantes ambientales que favorecen la aparición de la enfermedad en aquellos miembros expuestos.
Actualmente no existe un tratamiento curativo para la EM, aunque sí fármacos que pueden modificar el curso de la enfermedad, reduciendo el número de brotes y disminuyendo la progresión de la discapacidad. También se cuenta con una gran variedad de tratamientos para paliar muchos de los síntomas de la EM que afectan a la calidad de vida de los que la padecen.